por fr. Mariano di Vito, OFM Cap.
Quisiera decir (o mejor, ¡escribir!) tantas cosas.
Antes que nada, saludar a los muchos fieles lectores de nuestra Revista. Son ellos, en efecto, los destinatarios del trabajo que está detrás de cada número y que nos permiten entrar en sus casas – esperamos haberlo conseguido – y de hacerles una sabia compañía, siguiendo la huella perfumada del Padre Pío.
Quisiera decir gracias a los muchos colaboradores, colaboradoras y técnicos (periodistas, gráficos, fotografía, prensa…) comenzando por las “bellas plumas” del periodismo italiano hasta las firmas históricas, que han enriquecido la Revista “Voce di Padre Pio” con sus investigaciones, reflexiones, catequesis y con las muchas ventanas abiertas, que permiten asomarnos al gran escenario del mundo, de la Iglesia, de la sociedad en general y, de manera particular, sobre la luminosa, profunda y siempre actual espiritualidad y vida del Padre Pío. Todo expresado siempre con garbo, respeto y calma, con la intención de informar y formar, estimular, curiosear y dialogar sin levantar la voz, evitando toda arrogancia o inútil reprimenda.
Quisiera agradecer, también desde estas columnas, a las colaboradoras, los colaboradores y técnicos del más vasto, fascinante, mágico y en continua evolución, mundo de la comunicación: “Radio Tau”, “Teleradio Padre Pio” “PadrePioTV” (“FMCMedia”).
La pequeña semilla ha crecido y, en espera de volverse un árbol poderoso y frondoso, ha ciertamente alargado, robustecido y ramificado sus raíces. Quiere llegar más allá y, estoy seguro que, con la ayuda del Señor, podrá.
Quisiera recordar estos extraordinarios, apasionados y fascinantes– ¡diría normales! – siete años de trabajo en la Fundación Voce di Padre Pio, en la Revista “Voce di Padre Pio”, en la editorial “Edizioni Padre Pío da Pietrelcina”, en la TV y en el no menos importante y necesario universo del marketing al servicio de los peregrinos, como un don especial que me ha enriquecido humana y espiritualmente y, perdonad la auto citación, me ha hecho volver a descubrir aquella vena periodística que pensaba que era sólo un recuerdo bastante desteñido.
Quisiera recordar todo y a todos con afecto, serenidad y agradecimiento.
Quisiera desear de corazón a aquellos que serán llamados a seguir los sueños y los muchos proyectos que aún no están totalmente realizados, que consigan metas cada vez más altas y ambiciosas. Lo merece el Padre Pío. Lo merecen todos aquellos que, desde el inicio, nos han seguido, sostenido y continúan queriendo seguir al Señor Jesús sobre el ejemplo y la protección de nuestro Santo Hermano.
Quisiera, quisiera… escribir muchas más cosas, pero las dejo en el cargador de mi inseparable e incansable estilográfica, sobre todo en el cofre de la memoria, cuyas llaves las pongo en las manos del Señor.
Bendiga a todos el Padre Pío. Un recuerdo para mí en vuestras oraciones.
¡Hasta la vista y gracias!
Fray Mariano Di Vito, OFM Cap.