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La Beatificación

La Beatificación | el rito | Breve Apostólico de beatificación del Venerable Pío de Pietrelcina

La Beatificación

El Vaticano fijó para el 2 de mayo de 1999 la fecha de la beatificación del venerable siervo de Dios el Padre Pío de Pietralcina. En la explosión de alegría de nuestros corazones, rendimos gracias al Altísimo y expresamos toda nuestra gratitud al Papa y a los órganos competentes gracias a cuyos esfuerzos este acontecimiento ha podido cumplirse.

La beatificación es un proceso relativamente reciente. Hasta el siglo XVI no precedía la canonización. Sin embargo, en ese mismo siglo, empezó a extenderse la práctica de autorizar el culto público y eclesiástico, limitado a un determinado lugar, en honor de algunos siervos de Dios, cuyo proceso de canonización no hubiese aún finalizado o bien no estuviese aún ni siquiera instruido. Esta concesión (otorgada hacia finales del siglo) se llamó beatificación.

En la primera mitad del siglo XVII la beatificación se convirtió en una práctica normal, pero, a diferencia de lo que ocurría en el pasado, el culto limitado se concedía sólo después de haberse discutido y aprobado las virtudes y los milagros. Después la beatificación se convirtió en una etapa obligada de la canonización.

Pero ¿en qué consiste la beatificación?

Es la autorización por parte del Sumo Pontífice para venerar públicamente a un siervo de Dios, aunque limitadamente a ciertos lugares determinados. Actualmente esta autorización es otorgada por el Papa durante una celebración solemne análoga a la de la canonización, que introduce el culto público de un beato en toda la Iglesia.

En la práctica, desde el punto de vista del culto, cuando el Padre Pío sea proclamado beato, podrá ser venerado públicamente en la diócesis de Manfredonia – Vieste, en las iglesias de la Orden franciscana, y dondequiera que exista un interés por su culto, por ejemplo, por la presencia de Grupos de oración. En este último caso, bastará con solicitar la autorización a la Congregación para el culto divino.

Por culto se entiende la concesión de la misa y del oficio en honor del beato y el permiso de exponer su imagen para la veneración de los fieles en ciertas iglesias. Además, según el Código de los Postuladores, el culto público y eclesiástico que puede darse al nuevo beato incluye otros elementos, como la exposición de su cuerpo en una iglesia pública (bajo el altar o en otro lugar), la conservación de sus reliquias junto con las de los santos, el nimbo alrededor de su cabeza en las imágenes, la dedicación de altares o iglesias en su honor, etc.

Como es sabido, para que un venerable siervo de Dios pueda ser declarado beato, se necesitan dos requisitos: el reconocimiento de las virtudes ejercidas por él en grado heroico y la aprobación de un milagro, realizado por el Señor por su intercesión.

Para el venerable Padre Pío ambos requisitos se cumplen. Las virtudes heroicas fueron reconocidas el 18 de diciembre de 1997, con la lectura del correspondiente decreto ante el Santo Padre, en la sala del Consistorio en el Vaticano.

El milagro ha sido reconocido por el Papa después de su aprobación por las tres comisiones canónicamente necesarias.

La Consulta medica de la Congregación para las causas de los santos, reunida el 30 de abril de 1998, analizó la curación de Dª Consiglia De Martino, que sufría de ‘rotura traumática del conducto torácico al cuello’, ocurrida el 3 de noviembre de 1995, y con opinión unánime (5 de 5) consideró la misma ‘científicamente inexplicable».

La Comisión teológica, formada por el Promotor general de la fe y por seis consultores teológicos, el 22 de junio de 1998 analizó ese mismo hecho extraordinario y, después de un exhaustivo debate, expresó un claro affirmative (7 de 7), calificándolo de milagro de tercer grado o quoad modum.

La misma opinión favorable fue emitida por la Comisión de cardenales del mes de octubre del pasado año.

Y, por fin, el Papa lo ha reconocido oficialmente como milagro con el decreto del 21 de diciembre de 1998.

Desde un punto de vista canónico, el Padre Pío tiene todas las cartas en regla para ser declarado beato. Pero también, y sobre todo, tiene las cartas en regla desde un punto de vista espiritual y evangélico. En efecto, cumplió fielmente las beatitudes proclamadas por Jesús. Pobre de espíritu, afligido, bondadoso, hambriento y sediento de justicia, misericordioso, puro de corazón, impulsor de la paz, perseguido por defender la justicia.

Como aparece documentado en este libro, fue un ‘cirineo de todos»: generoso colaborador de Cristo para la salvación de sus hermanos.

San Giovanni Rotondo, 21 de diciembre de 1998,
día de la lectura del decreto sobre el milagro.

Padre Gerardo Di Flumeri
Vice Postulador

de «Il Beato Padre Pío da Pietralcina ‘Cireneo di tutti’ »
de Alessandro da Ripabottoni
ed. Postulazione causa del Padre Pío